
07 Jun La técnica de la grisalla
En Joka Creacions creemos que las técnicas utilizadas hoy en día, les deben un respeto a las empleadas durante nuestra historia. Por eso, hemos decidido dedicarle este artículo a la técnica de la grisalla, madre de la luz y de las sombras.
Orígen
La palabra grisalla proviene del francés, y se puso de moda gracias a diversos pintores del siglo XIV, los cuales la empleaban en bocetos y dibujos borradores para previsualizar el efecto de relieve que pretendían conseguir en sus obras finales. Previamente, estudiaban la forma y de la incisión de la luz, que establece distintas secciones dentro de una imagen.
Y es que esta técnica basada en monocromas gris, amarillo oscuro o marrón, consigue imitar la sensación del relieve escultórico, jugando on el claroscuro, los mateices y las graduaciones. También el policroma –variante muy popular entre la Edad Media y el siglo XVII– es utilizado, pero únicamente si el proceso de trabajo de los bocetos se pretende dividir en dos fases; formas y colores. Posteriormente, estos tonos guiarán al artista a la hora de aplicar color, dando volumen a lo representado.
La técnica
Como indicamos en el punto anterior, el tono de la grisalla utilizado en el proceso del boceto, influirá en todos los colores aplicados posteriormente. Además, otorgará unidad y armonía, ya que los colores finales -comúnmente aplicados mediante veladuras– se mezclan con el boceto y consiguen un resultado en cuanto a volúmenes, impresionante.
Por ello, la grisalla no ha de ser muy oscura, ya que si después empleamos colores velados, la sombra no será del color otorgado, sinó del de la grisalla. Para exagerar los volúmenes se ha de aplicar sucesivamente el color final.
Al conseguir tonos uniformes y no exagerados o saturados, se nos permite variar los volúmenes reforzando el claro o el oscuro, imitando a la perfección la realidad y la naturaleza de éstos.
Grisalla sobre vidrio
La pintura vitrificable utilizada para emplear la grisalla, suele estar compuesta por óxido de hierro o cobre y un fundante, el bórax. Por ello, los tonos que presentan son el negro o el marrón, y después de haber sido aplicados junto a unas gotas de goma arábica, se cuecen aproximadamente a 610º C, uniéndose así a la superficie del vidrio.
Para poder crear veladuras, luz y sombra, los pigmentos se diluyen con diferentes tipos de líquidos, como agua, vinagre o aguarrás, controlando así su intensidad y por tanto, su tono.
En la realización de vidrieras, se aplica el color una vez las piezas están cortadas y pulidas, además de haber comprobado que encajan perfectamente en el diseño. Se aplica la mezcla con pincel en la cara interior del vitral, y si se quiere ampliar el efecto de moldeado y volúmen, también se retoca la cara exterior.
Para crear texturas y sombras, también se retira grisalla, no solo se añade, teniendo en cuenta la luz y el color de base del vidrio. Por ello, es recomendable trabajar sobre una mesa de luz.
Esperamos que os haya sido de ayuda, y podáis experimentar con la técnica de la grisalla más pronto que tarde.
Ah, y no te pierdas nuestro siguiente artículo, dónde te explicamos cuatro herramientas con las que aplicar esta técnica. ¡Hasta la próxima!